se centra en la historia de Israel desde la creación hasta el reinado de David, destacando aspectos religiosos y genealógicos para enfatizar la herencia espiritual del pueblo. Los primeros capítulos (1-9) están dedicados a extensas genealogías que trazan las líneas de las doce tribus de Israel, mostrando la importancia de la identidad y la continuidad del pueblo de Dios. Desde el capítulo 10, el enfoque se desplaza a la historia de Israel bajo el liderazgo de Saúl y, especialmente, de David. Se detallan los logros militares, las alianzas políticas y, de manera significativa, los preparativos de David para la construcción del Templo en Jerusalén, aunque este será finalmente edificado por su hijo Salomón. A través de estas narraciones, el libro resalta la centralidad de la adoración a Dios y la importancia de seguir sus mandamientos, posicionando a David como el modelo ideal de liderazgo teocrático en Israel.