El libro de Joel comienza describiendo una devastadora plaga de langostas que arrasa la tierra de Judá, simbolizando un inminente juicio divino. Joel llama al pueblo al arrepentimiento, exhortándolos a volver a Dios con ayuno, llanto y luto. Promete que si se arrepienten, Dios restaurará su tierra y bendiciones. En la segunda parte, Joel profetiza sobre el "Día de Jehová", un evento futuro de juicio y redención. Este incluye la promesa del derramamiento del Espíritu Santo sobre toda carne, anticipando un tiempo de renovación espiritual y salvación para aquellos que invocan el nombre de Jehová. El libro combina temas de juicio y esperanza, subrayando la importancia del arrepentimiento y la fidelidad a Dios.