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RV 1909 Salmo 55

Capítulo 55

1 <> ESCUCHA, oh Dios, mi oración, Y no te escondas de mi súplica.

2 Estáme atento, y respóndeme: Clamo en mi oración, y levanto el grito,

3 A causa de la voz del enemigo, Por la opresión del impío; Porque echaron sobre mí iniquidad, Y con furor me han amenazado.

4 Mi corazón está doloroso dentro de mí, Y terrores de muerte sobre mí han caído.

5 Temor y temblor vinieron sobre mí, Y terror me ha cubierto.

6 Y dije: ¡Quién me diese alas como de paloma! Volaría yo, y descansaría.

7 Ciertamente huiría lejos: Moraría en el desierto. (Selah.)

8 Apresuraríame á escapar Del viento tempestuoso, de la tempestad.

9 Deshace, oh Señor, divide la lengua de ellos; Porque he visto violencia y rencilla en la ciudad.

10 Día y noche la rodean sobre sus muros; E iniquidad y trabajo hay en medio de ella.

11 Agravios hay en medio de ella, Y el fraude y engaño no se apartan de sus plazas.

12 Porque no me afrentó un enemigo, Lo cual habría soportado; Ni se alzó contra mí el que me aborrecía, Porque me hubiera ocultado de él:

13 Mas tú, hombre, al parecer íntimo mío, Mi guía, y mi familiar:

14 Que juntos comunicábamos dulcemente los secretos, A la casa de Dios andábamos en compañía.

15 Condenados sean á muerte, Desciendan vivos al infierno: Porque maldades hay en su compañía, entre ellos.

16 Yo á Dios clamaré; Y Jehová me salvará.

17 Tarde y mañana y á medio día oraré y clamaré; Y él oirá mi voz.

18 El ha redimido en paz mi alma de la guerra contra mí; Pues fueron contra mí muchos.

19 Dios oirá, y los quebrantará luego, El que desde la antigüedad permanece (Selah); Por cuanto no se mudan, Ni temen á Dios.

20 Extendió sus manos contra sus pacíficos: Viólo su pacto.

21 Ablandan más que manteca su boca, Pero guerra hay en su corazón: Suavizan sus palabras más que el aceite, Mas ellas son cuchillos.

22 Echa sobre Jehová tu carga, y él te sustentará; No dejará para siempre caído al justo.

23 Mas tú, oh Dios, harás descender aquéllos al pozo de la sepultura: Los hombres sanguinarios y engañadores no demediarán sus días: Empero yo confiaré en ti.

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